Enseñar a tus hijos a ser responsables necesita de un ambiente propicio en el hogar y en la escuela. Se trata de darles información sobre las posibilidades entre las que deben elegir y las consecuencias de cada una de ellas, y que les ofrezca también los elementos para poder elegir adecuadamente.
La responsabilidad es la capacidad para decidir adecuadamente y con efectividad. Por un lado atendiendo a las normas sociales y a las expectativas comúnmente aceptadas y por otro, permite al niño conseguir sus objetivos que aumentarán su autoestima.
Con la responsabilidad va incluida, en cierta medida, ser autónomo, es decir, saber defenderse por sí mismo. Estas son cualidades del poder personal que, según Gloria Marsellach Umbert en su artículo “La autoestima en niños y adolescentes”, significa tener seguridad y confianza en uno mismo y para ello es necesario ser responsable además de saber elegir, llegar a conocer a uno mismo y adquirir y utilizar el poder en las propias relaciones y en la vida.
Para tu hijo es natural tener cierto temor a los límites, temor que desaparece conforme se va comprobando que límites y consecuencias se integran en un sistema coherente. Padres y educadores pueden contribuir a conformar el sentido de los límites de diferentes maneras:
-
Sabiendo claramente lo que esperamos de los niños.
-
Exponiendo las expectativas que tenemos de manera que los niños las entiendan, incluyendo la asignación de responsabilidades acerca de tareas y deberes.
-
Averiguando si el niño entiende estas expectativas, bien haciéndoselas repetir o bien guiándole mientras las cumple.
-
Estableciendo claramente los límites de tiempo razonables para realizar tareas o deberes escolares, sin ambigüedades.
-
Explicando al niño las consecuencias de no hacer las cosas. Estas consecuencias deben aplicarse coherentemente, sin sentimientos de culpabilidad o remordimientos y sin hacer sufrir al niño. La coherencia es más importante que la severidad.
-
Redactando y colocando un cartel con todas las reglas y obligaciones, de modo que no pueda alegarse como excusa “el olvido”.
-
Participando padres y madres en la explicación de las reglas al niño. Así sabrá que ambos las apoyan y mantienen.
-
Consiguiendo que todos los niños de familia o de la clase tengan responsabilidades equiparables, con los ajustes necesarios en función de su edad y de sus habilidades particulares.
Un niño ausente la responsabilidad cuando sus conductas coordinan, de forma imaginativa, sus propios objetivos con necesidades de los demás, Para ello, los padres y educadores tienen que ayudar al niño a obtener este equilibrio.
El niño que sea responsable obtendrá éxito cada vez con mayor frecuencia, y se disfrutará de las consecuencias positivas de esos éxitos.
Muchos padres y educadores piensan erróneamente que las recompensas por buen comportamiento son una especia de “soborno”, pero no, las recompensas de orden material (dinero, juguetes…) sólo son sobornos si son la única estrategia que se utiliza para motivar a un niño. Las recompensas son aquellas cosas que el niño valora, cosas que desea o que necesita. Existen también muchas recompensas que no son materiales que conviene recordar.
-
Hazle saber a tu hijo, de palabra, mediante elogios, qué cosas ha hecho bien: “Has ordenado tu habitación estupendamente”.
-
Dale ese reconocimiento de forma espontánea, periódicamente, relacionándolo con los logros del niño: “¿Qué te parecería ir a comprarte un helado? La verdad es que has hecho un trabajo muy duro limpiando tu cuarto”.
-
Apoye al niño cuando lo necesite: “Como me ayudaste ayer a limpiar el jardín, bien puedo yo ahora ayudarte hacer los deberes”.
-
Muestra interés por lo que hace el niño y anímele: “Ya que tienes que ir jugar al futbol esta tarde, yo me ocupo de recoger los platos”.
-
Comparta con el niño algunas tareas de vez en cuando, como reconocimiento a sus esfuerzos: “La verdad es que ayer dejaste tu habitación muy limpia: ¿Qué te parece si te ayudo a limpiar hoy?”
Como aprenden la responsabilidad
A los niños que no son responsables de sus actos les será más difícil aprender de sus vivencias. Enseñar a los niños a tener responsabilidad no quiere decir que les hagamos sentirse culpables. Los que tengan sentido de la responsabilidad poseerán las herramientas y las actitudes necesarias para valorar con mayor eficacia las diferentes situaciones y decidir de forma consecuente para ellos y para los que se encuentran a su alrededor.
Uno de los aspectos básicos del aprendizaje de la responsabilidad en los niños es la cuestión: “¿Quién es el responsable de acordarse de las cosas?” Los niños pueden saber hacer sus tareas y desear agradar a los padres pero si no han tomado sobre sí la responsabilidad de acordarse, no pueden ser responsables. Hay algunos trucos que estimulan al niño a recordar, estos pueden abandonarse conforme el niño crece y va siendo capaz de asumir mayores responsabilidades:
-
Escriba sus tareas y colóquelas en lugar visible.
-
No les recuerde las cosas a los niños una vez esté seguro de que le han escuchado y entendido. Estar continuamente recordando las cosas a los niños se convierte en una mala costumbre. Haciendo a los niños dependientes.
-
Establezcan rutinas lo más regulares posible. Cuando las cosas ocurren de forma predecible y regular, se aumenta significativamente la capacidad de recordar de los niños.
-
No tenga miedo a que el niño “sufra” las consecuencias cuando se “olvida”.
-
Sea coherente. Acuérdese de lo que ha dicho. Si los padres lo olvidan, están dando mal ejemplo al niño, le estamos dando permiso para hacer lo mismo.
Cuando los niños tienen asignadas ciertas obligaciones, los padres no deben confundirles ni fomentar las irresponsabilidad volviéndose hacer cargo de las tareas encomendadas. Los padres relevan a sus hijos de sus responsabilidades si…
…les recuerdan las cosas cuando ellos “se olvidan”.
…lo hacen ellos mismos porque “es más sencillo”.
…subestiman la capacidad de los hijos.
…aceptan que los niños se califiquen a sí mismos de incompetentes o irresponsables.
…hacen cosas por sus hijos para que ellos les quieran o para que no les hieran en sus sentimientos.
…creen que sólo los padres que trabajan duramente y hacen un montón de cosas por los hijos son “buenos” padres.
¿Cómo enseñar a los niños a ser responsables?
Tiene que exigir un programa claro de recompensas y alabanzas que ofrezcan respuestas a su comportamiento (como hemos hecho referencia anteriormente). Por otro lado, el niño seguirá siendo irresponsable si la respuesta que obtiene es la crítica excesiva, la exposición al ridículo o a la vergüenza. Los niños a los que se recompensa por ser responsables van desarrollando gradualmente la conciencia de que la responsabilidad y los buenos sentimientos están relacionados; y, con el tiempo, disminuye su necesidad de recompensas externas.
Las siguientes pautas nos pueden ayudar a responder la pregunta planteada en este apartado:
-
Desarrolle la sensación de poder del niño
Cuando se tiene sensación de poder se posee los recursos, oportunidades y capacidades necesarias para influir sobre las circunstancias de la propia vida. Enseñar a los niños a ser responsables incrementa su sensación de poder.
-
Ayude a los niños a tomar decisiones.
Los niños que han aprendido a ser responsables toman mejores decisiones que los que han aprendido a serlo. Podemos contribuir a aumentar la capacidad del niño para tomar decisiones si ayudamos a:
-
Resolver los problemas que crea la necesidad de tomar una decisión.
-
Buscar otras soluciones.
-
Seleccionar una de las alternativas mediante la valoración de sus consecuencias.
-
Valorar la eficacia de las decisiones por medio de una discusión posterior.
-
Establezca normas y límites.
-
Utilice tareas y obligaciones para crear responsabilidad.
Tareas y obligaciones son cosas concretas: Se pueden especificar cómo, cuándo y quien debe hacerlas. Esto ayuda a desarrollar la capacidad de organización y manejar los propios recursos.
-
Sea coherente.
Es la mejor forma de indicar al niño que los adultos dicen las cosas en serio. Los adultos coherentes ayudan a los niños a sentirse seguros. Cuando no existen normas claras y evidentes, no hay manera de ser coherente.
-
No sea arbitrario.
Ser arbitrario significa hacer algo diferente de lo que se había dicho o hacer algo sobre lo que no se había advertido. Para evitar ser arbitrarios debemos aclarar lo que queremos, comunicar estas expectativas de forma sencilla y directa, y concreta cuáles son las consecuencias esperables si el niño actúa en consonancia o no con esas expectativas.
-
Dé recompensas por ser responsable.
Un niño es responsable si…
…realiza sus tareas normales sin que haya que recordárselo en todo momento.
…puede razonar lo que hace.
…no echa la culpa a los demás sistemáticamente.
…es capaz de escoger entre diferentes alternativas.
…puede jugar y trabajar a solas sin angustia.
…puede tomar decisiones que difieran de las que otros toman en el grupo en que se mueve (amigos, pandilla, familia, etc.)
…posee diferentes objetivos e intereses que pueden absorber su atención.
…respeta y reconoce los límites impuestos por los padres sin discusiones inútiles o gratuitas.
…puede concentrar su atención en tareas complicadas (dependiendo de su edad) durante cierto tiempo, sin llegar a situaciones de frustración.
…lleva a cabo lo que dice que va hacer.
…reconoce sus errores.
Autor: Miguel Ángel Rizaldos Lamoca
Psicólogo Clínico en Rizaldos Psicología Clínica online
WWW. rizaldos.com